Maldivas tiene una infraestructura hotelera de extraordinaria calidad que, sorteando las limitaciones de sus islas (la altura máxima de la mayor parte de ellas no supera ni un metro), las han convertido en pequeños paraísos terrenales: Amilla Fushi, un resort insular situado en el Baa Atoll. La primera diferencia salta a la vista, el resort apostó por una arquitectura moderna de estructuras rectilíneas blancas que proporcionaran el máximo confort y dieran todo el protagonismo al Océano Índico. Se llega a este paraíso en 30min en seaplane desde el aeropuerto de Male. Los huéspedes de Amilla Fushi disponen de 50 minutos de tratamiento gratuito en spa Javvu. Otro argumento seductor de Amilla Fushi es el abanico casi ilimitado de actividades que ofrece a los huéspedes: jetski, windsurf, wakeboard, kayak, monoski, tenis, bádminton, voleibol, tenis de mesa, frisbee, petanca, ajedrez gigante…